En el Yi-Globe, bajo la luz de la luna,
se proyecta el chakra raíz, en la noche oportuna.
Sesenta y cuatro hexagramas, danzando en el aire,
tejiendo una red de sanación, sin ningún desaire.
La herida de rechazo, profunda y persistente,
se enfrenta al poder del I-Ching, tan imponente.
Cada línea, cada trazo, es un paso adelante,
en este baile de curación, nada es distante.
El chakra raíz se ancla, firme y seguro,
en el centro del Yi-Globe, su efecto es puro.
Las energías del rechazo comienzan a disiparse,
y las sombras del dolor, ya no pueden abrazarse.
Los hexagramas giran, en un ciclo sin fin,
cada uno es un maestro, un destino, un confín.
El cambio es la constante, la transformación real,
y la herida de rechazo, empieza a sanar.
Con cada vuelta del globo, con cada nueva visión,
la energía del chakra raíz, trae consolación.
La aceptación se despliega, como un nuevo amanecer,
y la herida de rechazo, ya no puede doler.
Así en el Yi-Globe, con los hexagramas a girar,
la sanación se manifiesta, permitiéndose abrazar.
El chakra raíz proyectado, en un mundo sin igual,
cura la herida de rechazo, en un acto ritual.
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