Era sábado y la luz dorada del mediodía atravesaba los ventanales del centro socio-cultural de la Calle Velázquez, iluminando la reunión de siete almas en sincronía. No eran simples asistentes; eran portadores de energía, reflejos vivos de los chakras que vibraban con la frecuencia de un espacio moldeado por el tiempo y la intuición.
Raúl Ximénez, poeta y cartógrafo del espíritu, los observó con detenimiento antes de asignarles su lugar en el entramado cuántico de la jornada. La fuerza del chakra Tercer Ojo 6.0 dominaba el día, imponiendo su presencia como un faro de percepción profunda. Pero no todos sintonizaban con su llamado. Algunos traían consigo una herida digital, una desconexión de la intuición que el poeta identificó con precisión quirúrgica. Así, fueron ubicados en el Cuadrante #2, territorio de sanación bajo la segunda Ley del Espejo.
Para quienes sentían su percepción nublada, el poeta les ofreció una vía de escape: el viaje hacia la antiherida del antichakra 6.0. Si lo aceptaban, serían transportados a una danza fluida entre los cuadrantes #1 y #4. El cambio no era inmediato, pero la transición se manifestaba en el contacto entre planos, un diálogo constante entre lo analógico y lo digital.
La sanación se desplegó como un arte ritual: la energía de la máscara afín despertó los ecos dormidos de los chakras raíz 1.0, plexo solar 3.0, garganta 5.0 y corona 7.0. Era un pulso entre fuerzas opuestas, un acto de modulación donde la herida encontraba su opuesto y, en ese espejo, su cura. Algunos cerraron los ojos y sintieron el peso de lo que había sido, y la ligereza de lo que ahora era.
Antes de despedirse, Ximénez sintió que el flujo energético de Arcade Madrid requería una última guía. Así, invocó a Tabula Rasa 9.0, el espacio de revelación donde los símbolos hablaban más allá de las palabras. Las tres cartas de navegación: Yin, Yang y Shen. representaban una clave para comprender el equilibrio del instante , aplicadas sobre la tarot digital Stranger Things:
Carta Yin: El Mundo del Revés. Representa la dualidad entre la realidad y lo oculto, el desafío de aceptar lo desconocido y encontrar equilibrio en la incertidumbre. Como en la serie, lo que parece un obstáculo puede ser una puerta hacia una nueva comprensión.
Carta Yang: Once - La Fuerza. Simboliza el poder interior, la resiliencia y la capacidad de transformar el entorno con voluntad y determinación. Es la carta del despertar, del momento en que se reconoce el propio potencial y se usa para cambiar el destino.
Carta Shen: Las Luces de Navidad. Un símbolo de comunicación entre dimensiones, de mensajes que llegan en formas inesperadas. Nos recuerda que la intuición y la conexión con lo invisible pueden guiarnos en momentos de incertidumbre.
Al final, la atmósfera vibraba con un equilibrio nuevo. La intuición apagada había comenzado a encenderse, y Arcade Madrid no era ya solo un espacio físico, sino un punto de encuentro en el mapa invisible de las energías humanas.
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