Un Lunes luminoso en Madrid, en el corazón del espacio híbrido Arcade, seis almas se reunieron en un círculo sereno pero cargado de energía vibrante. La sala, con sus paredes decoradas con proyecciones de luz que cambiaban sutilmente de color, parecía un portal hacia dimensiones aún por explorar. En el epicentro brillaba el disco panóptico, irradiando suavemente una luz que dividía los cuadrantes en territorios invisibles, invitando a cada asistente a descubrir sus propios mapas internos.
Raúl Ximénez, poeta y guía de esta experiencia transformadora, entró con una presencia que calmaba y unía. Su voz resonaba como un eco que acariciaba las fibras más profundas del alma.
“Hoy exploraremos el chakra digital Raíz 1.0 y la máscara de rechazo,” anunció Raúl con calma, mientras el sutil sonido de una flauta llenaba el aire. “Nos adentraremos en el cuadrante #1, el espacio donde el desconocimiento y el conocimiento se entrelazan dentro de nosotros mismos. Pero antes, recordemos la Ley del Espejo: todo juicio que hacemos hacia los demás refleja las sombras que habitan en nosotros. Esas sombras necesitan ser vistas, iluminadas y sanadas.”
Raúl indicó a los seis participantes, las personas-chakra, que se colocaran alrededor del disco panóptico frente a espejos fractales suspendidos en aire, creando un juego de reflejos que no solo capturaban la imagen física, sino matices emocionales y energéticos. Frente al encuadre_1 (desconocimiento), cada uno fue invitado a enfrentarse a las capas más profundas de su propio rechazo: las críticas dirigidas hacia los demás se transformaban, revelando partes ocultas de su esencia que buscaban reconciliación y amor.
En ese instante, el espacio Arcade se llenó de un silencio único, un silencio que no era vacío, sino un contenedor de introspección y despertar. Cada respiración del grupo parecía entrelazarse con los pulsos de la luz del disco panóptico.
“El chakra Raíz 1.0,” continuó Raúl, “es nuestra conexión más esencial, nuestra base energética. Hoy lo usamos para pivotar entre el encuadre_1 y el encuadre_2, entre lo que desconocemos y lo que elegimos descubrir. Este movimiento crea un puente hacia la comprensión y la sanación.”
Guiados por su voz pausada, los asistentes comenzaron una serie de ejercicios de respiración profunda y visualización. Frente al encuadre_2 (conocimiento), el rechazo se transformaba en aceptación. Cada juicio externo se deshacía en caminos internos hacia la reconciliación con esas sombras que pedían ser vistas.
Raúl avanzó hacia una nueva dimensión de la experiencia: “Ahora iniciaremos el modo Shen, explorando el antichakra Raíz 1.0, un espacio donde las siete heridas y las siete máscaras se encuentran. Aquí, la energía no se divide, sino que converge, sanando y modulando a la vez.”
En el cuadrante #3, entre los encuadres de ‘posibilidad’ y ‘realidad’, las almas exploraron el contraste hormonal entre melatonina y cortisol, ese flujo invisible que une el sueño con el despertar. Con cada ejercicio guiado, el espacio Arcade brillaba con una energía cambiante, uniendo a los asistentes en una experiencia compartida de introspección y unión.
Al final de la jornada, el grupo dejó el espacio no como había llegado, sino renovado, llevando consigo una brújula interna para navegar las complejidades de sus propias heridas y máscaras.
Raúl concluyó con un poema que quedó suspendido en el aire como un mantra colectivo:
“En el reflejo del rechazo, encuentro fragmentos de mí mismo escondidos. Lo que juzgo en ti, habita en mí. Lo que rechazo en el otro, clama por luz. Entre desconocimiento y conocimiento, pivotamos, y las sombras se vuelven claridad.”
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